Vamos caminando por la calle, aún algo tensos.
Hacía mucho que no nos veíamos.
De repente rompe a llover con fuerza y corremos a protegernos bajo un porche.
No me atrevo a cogerla de la mano y llego un poco antes a nuestro improvisado refugio, así que veo desde ahí cómo lo hace ella, más lentamente, casi caminando.
Le sonrío, preciosa bajo esa lluvia que parece no importarle.
Me devuelve la sonrisa, apartándose un poco el pelo mojado de uno de sus ojos azul imposible, mientras sigue acercándose.
Ya conmigo, sus labios comienzan a cámara lenta el trayecto hasta mi oreja izquierda, donde susurran.
- Todavía te quiero.
Y su cabeza aterriza suavemente en mi hombro.
Apoyo la mía sobre el suyo, anulando cualquier posible escapatoria abrazándola por la cintura.