Calles estrechas del casco antiguo de la ciudad, repletas como siempre de turistas.
De pronto, comienza a abrazar y dar besos a todo el mundo.
Todos responden a su cariño, diciéndose entre ellos lo mono que es.
Yo les digo ’he’s magic’, y todos asienten y repiten lo mismo, ‘yeah, he’s magic’.
Eso hace que empiece a llorar, pensando que sería de mí sin él.
Me seco las lágrimas, y, al abrir los ojos, veo que toda la gente está ya al final de la calle.
Corro hacia ellos, pero al alcanzarlos no le veo, así que pregunto a los turistas dónde está.
Nadie sabe de qué estoy hablando.
Todos están en silencio, haciendo círculo a mi alrededor, esperando impacientes como si fuese un guía turístico que les ha de explicar la ciudad.
Trato de hacerlo mientras sigo buscándole con la mirada.
Balbuceo palabras sin sentido mientras pienso nervioso dónde puede estar.
Todos me miran con extrañeza y rechazo, murmurando entre ellos.
Nadie entiende qué me pasa.