Comencé este proyecto con una idea que, al final, resultó ser poco clara.
Probablemente éste ha sido el único caso en que dejé a las fotografías decidir por sí solas.
Disparé muy intuitivamente, más con el estómago que con la cabeza, empujado por la necesidad de mostrar un estado de ánimo, cómo veía el mundo después de una inesperada decepción.
De repente todo me parecía demasiado doloroso y complicado.